Introducción

La ciberseguridad y la seguridad de la información son dos conceptos que están íntimamente relacionados, pero que no son exactamente lo mismo. La ciberseguridad se refiere a la protección de los sistemas, las redes y los datos frente a los ataques cibernéticos, mientras que la seguridad de la información se refiere a la preservación de la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de la información, tanto en formato digital como físico. Ambas disciplinas son fundamentales para garantizar el funcionamiento y la continuidad de las organizaciones, así como para salvaguardar los derechos y la privacidad de las personas.

En el año 2024, la ciberseguridad y la seguridad de la información se enfrentarán a nuevos desafíos y tendencias, derivados de la evolución de la tecnología, la sociedad y el entorno. En este artículo, analizaremos algunos de los aspectos más relevantes que marcarán el futuro de estas disciplinas y que requerirán una mayor atención y preparación por parte de las organizaciones y los profesionales del sector.

Los desafíos de la ciberseguridad y la seguridad de la información en el 2024

Los desafíos de la ciberseguridad y la seguridad de la información en el 2024 son numerosos y variados, pero podemos agruparlos en cuatro categorías principales:

• El aumento y la sofisticación de las amenazas cibernéticas: los ciberataques se han convertido en una de las principales amenazas para la seguridad global, y se prevé que su frecuencia, complejidad e impacto sigan creciendo en los próximos años. Los ciberdelincuentes utilizarán técnicas cada vez más avanzadas, como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, el ransomware, el phishing, el robo de identidad, el hacktivismo, el ciberespionaje o el ciberterrorismo, para atacar a todo tipo de objetivos, desde individuos y empresas hasta gobiernos e infraestructuras críticas. Además, los ciberataques se aprovecharán de las vulnerabilidades de las nuevas tecnologías, como el internet de las cosas, la computación en la nube, la computación cuántica, la realidad aumentada o la biometría, que ofrecen grandes beneficios pero también nuevos riesgos.
• La adaptación a los cambios normativos y regulatorios: la ciberseguridad y la seguridad de la información están sujetas a un marco normativo y regulatorio cada vez más exigente y diverso, que busca proteger los derechos y los intereses de los ciudadanos, las organizaciones y los estados frente a las amenazas cibernéticas . Las organizaciones deben cumplir con las leyes y regulaciones vigentes en los países y regiones donde operan, así como con los estándares y las buenas prácticas internacionales, como la norma ISO 27001, que establece los requisitos para implantar un sistema de gestión de la seguridad de la información. Algunos de los aspectos que más atención requieren son la protección de datos personales, la privacidad, la transparencia, la responsabilidad, la cooperación, la resiliencia o la respuesta a incidentes .
• La gestión de la complejidad y la diversidad de los entornos de trabajo: la pandemia de COVID-19 ha acelerado la transformación digital de las organizaciones y ha impulsado el desarrollo de nuevos modelos de trabajo, como el teletrabajo, el trabajo híbrido o el trabajo colaborativo . Estos modelos implican que los empleados y los colaboradores puedan acceder a la información y a los recursos de la organización desde cualquier lugar, dispositivo y momento, lo que aumenta la superficie de ataque y la exposición a los riesgos cibernéticos . Las organizaciones deben implementar medidas de seguridad adecuadas para proteger el acceso remoto, como la autenticación multifactor, la conexión VPN, el cifrado de datos, el control de dispositivos o la concienciación del personal.
• La escasez y la capacitación de los recursos humanos: la ciberseguridad y la seguridad de la información son disciplinas que requieren de profesionales cualificados y actualizados, capaces de hacer frente a los desafíos y las tendencias del sector . Sin embargo, existe una escasez de talento y de competencias en el mercado laboral, que dificulta la contratación y la retención de los expertos en ciberseguridad y seguridad de la información . Las organizaciones deben invertir en la formación y el desarrollo de sus recursos humanos, tanto internos como externos, para dotarlos de los conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarias para gestionar la seguridad de la información de forma eficaz y eficiente.

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Los desafíos de la ciberseguridad y la seguridad de la información en el 2024

Las tendencias de la ciberseguridad y la seguridad de la información en el 2024 son el reflejo de las soluciones y las oportunidades que se plantean para afrontar los desafíos del sector. Algunas de las más destacadas son:

• El uso de la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para la ciberseguridad y la seguridad de la información: la inteligencia artificial y el aprendizaje automático son tecnologías que permiten analizar grandes cantidades de datos, extraer patrones, generar predicciones y automatizar tareas, lo que las convierte en aliadas de la ciberseguridad y la seguridad de la información . Estas tecnologías se pueden aplicar para mejorar la detección y la prevención de amenazas, la respuesta y la recuperación de incidentes, la gestión de riesgos, la optimización de procesos, la generación de informes o la toma de decisiones . Sin embargo, también se deben tener en cuenta los posibles riesgos éticos, legales y técnicos que pueden derivar de su uso, como la privacidad, la transparencia, la confiabilidad o la seguridad.
• La adopción de un enfoque de seguridad de confianza cero (Zero Trust): el enfoque de seguridad de confianza cero es un paradigma de seguridad que se basa en el principio de que ninguna persona o dispositivo que intenta acceder a una red o a un sistema es de confianza, y que se debe verificar su identidad y autorización antes de concederle el acceso . Este enfoque se contrapone al modelo tradicional de seguridad perimetral, que asume que lo que está dentro de la red es seguro y lo que está fuera es peligroso. El enfoque de seguridad de confianza cero se adapta mejor a los entornos de trabajo actuales, donde los usuarios y los dispositivos se conectan desde diferentes ubicaciones y redes, y donde las amenazas pueden provenir tanto del exterior como del interior.
• La integración de la ciberseguridad y la seguridad de la información en la estrategia y la cultura organizacional: la ciberseguridad y la seguridad de la información no son solo cuestiones técnicas o operativas, sino que son elementos estratégicos y culturales que afectan a toda la organización y a todas sus partes interesadas . Por ello, es necesario que la ciberseguridad y la seguridad de la información se integren en la visión, la misión, los valores, los objetivos y las políticas de la organización, y que se involucre y se comprometa a todos los niveles, desde la alta dirección hasta el personal operativo, pasando por los clientes, los proveedores, los socios o los reguladores . Asimismo, es imprescindible que se fomente una cultura de seguridad, basada en la concienciación, la educación, la comunicación, la colaboración y la mejora continua.
• La innovación y la colaboración en el ecosistema de ciberseguridad y seguridad de la información: la ciberseguridad y la seguridad de la información son disciplinas que se encuentran en constante evolución y que requieren de una adaptación y una actualización permanentes.
• La cooperación y el intercambio de información entre los actores del ecosistema de ciberseguridad y seguridad de la información: la ciberseguridad y la seguridad de la información son responsabilidades compartidas, que requieren de la colaboración y la coordinación entre los diferentes actores involucrados, como las organizaciones, los gobiernos, las agencias de seguridad, los proveedores de servicios, los investigadores, los educadores o los usuarios. La cooperación y el intercambio de información permiten mejorar la prevención, la detección y la respuesta a las amenazas cibernéticas, así como el desarrollo de buenas prácticas, estándares y normativas. Además, la cooperación y el intercambio de información fomentan la confianza y la transparencia entre los actores del ecosistema de ciberseguridad y seguridad de la información.

Conclusión:

La ciberseguridad y la seguridad de la información son disciplinas que se encuentran en constante evolución y que plantean importantes desafíos y tendencias para el año 2024. Las organizaciones deben estar preparadas para adaptarse a estos cambios, invirtiendo en tecnologías de seguridad avanzadas y fomentando una cultura de conciencia de seguridad entre sus empleados. Asimismo, las organizaciones deben integrar la ciberseguridad y la seguridad de la información en su estrategia y su cultura organizacional, y colaborar con los demás actores del ecosistema de ciberseguridad y seguridad de la información. De esta forma, las organizaciones podrán proteger su información y sus datos, así como los derechos y la privacidad de las personas, frente a las amenazas cibernéticas.

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